jueves, 31 de diciembre de 2009

2009.

Último día del año, últimas horas...



Y, ¿qué saco en claro de este año que se va? Nada.
Porque el tiempo pasa, pasan los momentos, pasa la vida, pasa.
Haría un balance del año, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero ¿para qué?
He conocido a gente maravillosa, he desconocido a otra tanta. Me han ilusionado y sobre todo, desilusionado. He roto viejos lazos y hecho nuevos. Me han demostrado quien está por lo que soy y otros, no han estado. Me han defraudado y mucho. He llorado a mares. He reido.
Volví a verte y ¿sabes?, ha sido una de las mejores cosas que me llevo de este año, el saber que te quiero a pesar del tiempo y la distancia.
Sobre todo, ese mal momento que seguimos viviendo, pero no importa porque nos haces feliz aun así.
Y no quiero seguir pensando en malos momentos, me quedo con lo "bueno".
*Me quedo con tus besos, tus miradas y tus palabras,
*Me quedo con tu amistad, esa tan real que parece increible, gracias.
*Me quedo con tu lenta y positiva recuperación.
*Me quedo con esas nuevas amistades que nos llenan cada sábado.
*Me quedo con mi familia.
Adiós a este arduo y duro año y ójala podamos decir "hola" a un buen año.

martes, 29 de diciembre de 2009

Por tí, un día más.

Sabes, a día de hoy, me apetece dedicarte parte de mis palabras.
Llegados a este punto y sabiendo que puede que nunca vuelvas a ser el de antes, no me importa. No me importa porque lo importante sigue ahí, tú. Porque un día alguien o algo me dijo que la felicidad en la vida se media por los momentos vividos y yo, siendo sincera, contigo he pasado toda una vida.
Me cuesta no echarme a llorar pensando en tu gran forma de ser que actualmente a quedado reducida a lo que no eres, pero recuerda, no importa. Sé que eres fuerte, que siempre lo has sido y que ahora tienes más ganas que nunca de vivir. Sé que nos sientes más cerca que nunca y que, aunque nunca pudieras ni llegar a imaginarlo, no me separo de ti ni un segundo. Soy lo que soy por tí y ahora es cuando más me doy cuenta. Cuando entro en casa y no se nota tu presencia, cuando ya no me despiertas cada mañana, cuando nuestras discusiones se han reducido a la nada, cuando ahora soy yo la que te pide un beso.
Tu eras mis manos, mis ojos, mis pies... ¡qué digo! Nuestras manos, nuestros ojos, nuestros pies e incluso nuestro pensamiento.
Esa clase de persona que todos quieren y admiran, que todos rabian al ver la crueldad de eso que llaman "Dios", que todos desean que se recupere, que todos desean que vuelva a pensar y ser como siempre.
Y hoy, me apetece "decirte" todo esto porque, sonará a tópico, pero padres como tú hay pocos.
Porque te quiero, como siempre, pero de una manera mas patente. Porque si algo me sobra, es esperanza. Y porque si no te salvas tú, no se salva nadie.
Que sigo necesitandote como el guía de mis pasos, que sin tí me pierdo, porque aun hoy intento aparentar ser fuerte (como tú), pero a la mínima me hundo (como tú). Sin tí todo se hace más difícil y cuesta arriba.
He pasado 19 años de mi vida pensando que no nos entendíamos, pero es ahora, cuando me doy cuenta de que tal para cual es poco, que éramos (o somos) la complementariedad perfecta.
Seis meses después, sigue sin importar el tiempo ni los medios... lo importante es llegar a la meta. Te quiero papá.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Pensamientos alvorotados vol.2

¡Cuánto te echo de menos! Te echo de menos, ¿cuánto?


No soy capaz de mirar hacia delante sin antes girarme y mirar hacia tus recuerdos. No soy capaz de soñarte sin tus besos. No soy capaz de seguir como si nada, sin tí.
Y el tiempo pasa como siempre impasible, imperturbable, indiferente. Y yo aqui sigo impasible, imperturbable e indiferente, como el tiempo.
Me sigue traicionando el corazón. Me sigue traicionando la cabeza.
Cobarde. Cobardía. Soy una maldita cobarde.
No se nada de tí, ni de mí, ni de nosotros. Ya no queda nada de todas aquellas promesas.
¿Sigues queriéndome un montón?
Pasa, pasa y sigue pasando. ¿Qué pasa? El tiempo.
Te quejas de que no paro de quejarme. Silencio para momentos importantes, yo lo volvería a llamar cobardía.
Y buscas el momento más caótico para reaparecer, siempre me salvas de caer al abismo.
¿Qué tal? ¡Cuánto tiempo! Por lo menos, has venido.
Y mis pensamientos se alvorotan una vez más si te pienso. Y yo me alvoroto si pienso que te pienso y si pienso que me piensas, si pienso que nos pensamos. Pero piensa, es algo imposible.



lunes, 21 de diciembre de 2009

Medio año.

Seis meses de una dura batalla por la vida. Te echo de menos aun ahora...
No sabría muy bien como explicarlo, cuando está la vida de un ser querido en juego, todo es realmente difícil. Todo empezó aquel día, domingo. Ahí fue cuando realmente y por primera vez sentí caer en picado. La situación me superaba, pero yo haciendo gala de mi humor, intenté aparentar seguridad, frialdad, madurez, sensatez, y sobre todo aparenté el tener esperanza. Fueron cuatro días donde todo iba de mal en peor y empeoró aun más. Cuatro días en los que dejé de ser persona completamente. Cuatro días que no olvidaré.
Fue aquella llamada de teléfono, aun la recuerdo, la que nos dio vida a todos de nuevo sobre todo, se la dio a él. Llorar de alegría... pocos saben lo que sentimos.
Y entonces, tras la operación y su buen resultado todo comenzó a subir del abismo. Y aunque las cosas siguen "mal", van cada vez mejor.
Dar gracias a Dios, sería de locos, aun así algunos lo hacen pero yo prefiero darselas a aquellos cuyas manos salvan vidas como la de mi padre.
Especialmente hoy, se a quien dedicar mis palabras. Porque algunos tienen la suerte de superarlo, otros desgraciadamente, no.
Papá. Ójala algun día podamos volver, aunque sea mínimamente, a la normalidad.

martes, 15 de diciembre de 2009

Una Navidad... diferente.

¿Navidad? Já!



Cómo cambian las cosas. Siempre ansiaba la llegada de estas fechas para reunirme con la familia y por unos días, olvidar todo lo malo. Como es lógico predominaban esas comidas con un número de platos indeterminable, bañadas de vino, champán y buenos postres. Me gustaba ir el día 22 en el coche con mis padres mientras de fondo, escuchábamos la lotería. Ver a la familia se volvía más especial de lo normal debido a ese típico frío y nieve de fondo. Caían lágrimas en cada reencuentro.


"Vuelve, a casa vuelve por Navidad..."


Y este año, ¿qué? La Navidad ha dejado de tener sentido. Ya no habrá reuniones familiares, ni reencuentros, ni partidas de bingo hasta altas horas de la madrugada. Ya no podremos decir eso de "feliz Navidad" y mucho menos "feliz año nuevo".

Este año, no habrá Navidad.

Es triste pensarlo, es triste que en estos especiales días tengamos que permanecer (más unidos que nunca) pero en un hospital, es triste tener de menú navidello: un bocadillo, como todos estos últimos días de estos últimos seis meses.

Pero no me importa, incluso podría llegar a ser más feliz que ningún año. Porque estás vivo. Porque tienes esa fuerzas. Porque sin tí, yo dejaría de ser yo. Porque te quiero. Y porque un día más, no me cansaré de decirte: "te quiero papá". No me importa nada de lo que pase, si algún día todo puede volver a una mínima normalidad.


¡Feliz año nuevo!, podría haber sido peor.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Pensamientos alvorotados

Quizá es mejor así. Yo no se nada de tí, tu no sabes nada de mí. Pasa el tiempo. En el fondo, sabes que me echas de menos. A veces lloro, recordandote. Tu sigues ahí, estés donde estés, impasible a cada recuerdo. Pasa el tiempo. Mi movil no recibe ninguna llamada tuya. Miro tus fotos, las remiro y las vuelvo a mirar. No eres perfecto, para el mundo no lo eres, para mi no existe más perfección que tu. Recuerdo las pocas veces que estuvimos juntos. Añoro esos besos y abrazos. Y el tiempo, sigue pasando. Hace ya tres meses que no tengo noticias tuyas. Puede que sea mejor así. Hemos llegado a estar tan compenetrados ¿verdad?. Nunca quisiste ni siquiera intentarlo. Podriamos habernos equivocado, pero hubiera sido juntos. Pasa el tiempo y a tí te da igual todo. Ya no se si te echo de más o de menos. A veces llego a odiarte. Te quiero demasiado. Todo era mejor cuando no nos conocíamos tanto, queríamos conocernos. Tal vez no debí ir aquel día con mis padres. ¿Arrepentimiento? Sólo tu sabes arrepentirte. Hemos dejado demasiado margen de tiempo. Tiempo, tiempo, tiempo. Sabes que es mejor así. No nos veremos en una temporada. Las conversaciones brillarán por su ausencia. Seguiremos dejar pasar el tiempo, sólo tu sabes que nada importa si nos volvemos a ver y como siempre, volvemos a recaer.




"No quiero escucharte, no insistas prefiero esta vez encontrarte inhundando mis ojos esperando a que pase, a que caigamos otra vez. Y solo digo que nunca quise hacerte daño, pero todo se nos fue y aunque ahora somos como extraños, yo jamás te olvidaré" (Maldita Nerea, por el miedo a equivocarnos)

viernes, 11 de diciembre de 2009

140707



No podrías ni imaginarlo. Ni tú mismo sabes lo que has hecho en mí.

Feliz, alegre y optimista. Que tal vez creía en el amor, el la distancia y en el tiempo. Creía en el 'para siempre'. Pensába que nada tenía límite y que dos corazones eran más fuertes que todo lo demás. Los años no me quitaron la razón, vivía mis historias al máximo hasta su tramo final y nunca, nunca llorába. Nunca dije 'te quiero' y siempre creí sentirlo. Sonreía al despertar pensando que nada mejor me podía pasar.


Fue un 14 de julio, una mañana, en un pueblo de Lérida. No hacía más de una semana desde que había acabado una fatal historia y ahí, empecé a cambiar. Comencé odiando al género masculino por completo y juré y prejuré no volver a relacionarme con él en mucho tiempo. Tuve que tragarme mis palabras.

Ahí estábas tú, no eran más de las 10 de la mañana y nuestras miradas se habían encontrado ya. ¡Vaya pesado! pensé mientras no parábas de mirarme y hablarme con los ojos. No tenía ni idea.

Empezaron a pasar las horas y de tí no tenía más que tu nombre (esas tres letras que sonaron a gloria) y tu lugar de residencia: Barcelona.


Comencé teniendo una terrible necesidad de preguntar, de saber, de querer... Fue a las 6 de la tarde cuando por fín nos dimos las direcciones para poder hablar y conocernos, pero era una despedida.

Mi corazón comenzó a latir, diferente, acompasado, divertido, nervioso, alegre y triste. En el coche de vuelta a casa estába eufórica, pero una sensación de vacío se estába apoderando de mí.

Y vinieron las conversaciones, los encuentros, los besos, las ilusiones, las desilusiones,...


Ahora, más de 2 años después pienso en aquel día, cuando ni yo misma sabía que pasába en mi interior. Sólo ahora entiendo todo. Has sido la única persona que me has hecho sentir esto, sólo unos minutos después de conocerte ya no podía vivir sin tí y aquella sensación de vacío, tristeza y alegría era eso que dicen amor. Quien lo probó lo sabe.


Y gracias a eso, a tí, al amor que me hiciste sentir, he dejado de ser la misma persona. En estos momentos soy más triste, pesimista y depresiva que nunca. Creo en el amor pero con sus límites. La distancia, no mata los recuerdos incluso no mata el amor, pero lo debilita hasta dejarlo sin fuerzas, y junto al tiempo, juegan malas pasadas.

Ójala supieras una mínima parte de todo esto que tengo para tí, dentro de mí. Ójala algun día, deje de ser esa cobarde que quiere llorar cada vez que la dices 'te quiero'.


Gracias por aparecer y desaparecer de mi vida, gracias por todo y por nada, gracias por existir.





jueves, 3 de diciembre de 2009

Despedida del principito y la rosa. Conversación del principito y el zorro.

Creo que, para su evasión, aprovechó una migración de pájaros silvestres. La mañana de su partida puso bien en orden su planeta. (...)
Y cuando regó por última vez la flor, y se dispuso a ponerla el abrigo de su globo, descubrió que tenía deseos de llorar.
- Adiós- dijo a la flor.
Pero la flor no le contestó.
- Adiós- repitió.
La flor tosió. Pero no por el resfriado.

- He sido tonta- le dijo por fin-. Te pido perdón. Procura ser feliz.

Quedó sorprendido por la ausencia de reproches. Permaneció allí, desconcertado, con el globo en la mano. No comprendia esa calma mansedumbre.

- Pero, sí, te quiero- le dijo la flor-. No has sabido nada , por mi culpa. No tiene importancia. Pero has sido tan tonto como yo. Procura ser feliz... Deja el globo en paz. No lo quiero más.

(...)

- No te detengas más, es molesto. Has decidido partir. Vete.

Pues no quería que la viese llorar. Era una flor tan orgullosa...



(El principito y el zorro)


- Ve y mira nuevamente las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver nuevamente las rosas:

- No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún- les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Y las rosas se sintieron bien molestas.

- Sois bellas, pero estáis vacías- les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien abrigué con un biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté. Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.

Y volvió hacia el zorro:

- Adiós- dijo.

- Adiós- dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos- repitió el principito, a fin de acordarse.

- El tiempo que perdite por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.

- El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.

- Los hombres han olvidado esta verdad- dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

- Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse.
PD: y siento si hago este simil sobre la rosa y tú, y siento compararte con una flor. Pero me siento tan indentificada con estas escenas, que solo me falta tener un planeta y poder regarte cada mañana.

martes, 1 de diciembre de 2009

El principito y la flor.

El principito estába ahora pálido de cólera.


- Hace millones de años que las flores fabrican espinas. Hace millones de años que los corderos comen igualmente las flores. ¿Y no es serio intentar comprender por qué las flores se esfuerzan tanto en fabricar espinas que no sirven nunca para nada? ¿No es importante la guerra de los corderos y las flores? ¿No es más serio y más importante que las sumas de un Señor gordo y rojo? ¿Y no es más importante que yo conozca una flor única en el mundo, que no existe en ninguna parte, salvo en mi planeta, y que un corderito puede aniquilar una mañana, así, de un solo golpe, sin darse cuenta de lo que hace? Esto, ¿no es importante?





Enrojerció y agregó:


- Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mire a las estrellas. Se dice: ''Mi flor está allí, en alguna parte...'' Y si el cordero come la flor, para él es como si, bruscamente, todas las estrellas se apagaran. Y esto, ¿no es importante?


Aprendí bien pronto a conocer mejor a esa flor. En el planeta del principito siempre había habido flores muy simples, adornadas con una sola hilera de pétalos, que apenas ocupaban lugar y que no molestaban a nadie. Aparecían una mañana entre la hierba y luego se extinguían por la noche. Pero aquella había germinado un día de una semillatraída de no se sabe de dónde y el principito había vigilado, muy de cerca, a esa brizna que no se parecía a otras briznas. Podía ser un nuevo género de baobab. Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a elaborar una flor.

No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...