No podrías ni imaginarlo. Ni tú mismo sabes lo que has hecho en mí.
Feliz, alegre y optimista. Que tal vez creía en el amor, el la distancia y en el tiempo. Creía en el 'para siempre'. Pensába que nada tenía límite y que dos corazones eran más fuertes que todo lo demás. Los años no me quitaron la razón, vivía mis historias al máximo hasta su tramo final y nunca, nunca llorába. Nunca dije 'te quiero' y siempre creí sentirlo. Sonreía al despertar pensando que nada mejor me podía pasar.
Fue un 14 de julio, una mañana, en un pueblo de Lérida. No hacía más de una semana desde que había acabado una fatal historia y ahí, empecé a cambiar. Comencé odiando al género masculino por completo y jur
é y prejuré no volver a relacionarme con él en mucho tiempo. Tuve que tragarme mis palabras.

Ahí estábas tú, no eran más de las 10 de la mañana y nuestras miradas se habían encontrado ya. ¡Vaya pesado! pensé mientras no parábas de mirarme y hablarme con los ojos. No tenía ni idea.
Empezaron a pasar las horas y de tí no tenía más que tu nombre (esas tres letras que sonaron a gloria) y tu lugar de residencia: Barcelona.
Comencé teniendo una terrible necesidad de preguntar, de saber, de querer... Fue a las 6 de la tarde cuando por fín nos dimos las direcciones para poder hablar y conocernos, pero era una despedida.
Mi corazón comenzó a latir, diferente, acompasado, divertido, nervioso, alegre y triste. En el coche de vuelta a casa estába eufórica, pero una sensación de vacío se estába apoderando de mí.
Y vinieron las conversaciones, los encuentros, los besos, las ilusiones, las desilusiones,...
Ahora, más de 2 años después pienso en aquel día, cuando ni yo misma sabía que pasába en mi interior. Sólo ahora entiendo todo. Has sido la única persona que me has hecho sentir esto, sólo unos minutos después de conocerte ya no podía vivir sin tí y aquella sensación de vacío, tristeza y alegría era eso que dicen amor. Quien lo probó lo sabe.
Y gracias a eso, a tí, al amor que me hiciste sentir, he dejado de ser la misma persona. En estos momentos soy más triste, pesimista y depresiva que nunca. Creo en el amor pero con sus límites. La distancia, no mata los recuerdos incluso no mata el amor, pero lo debilita hasta dejarlo sin fuerzas, y junto al tiempo, juegan malas pasadas.
Ójala supieras una mínima parte de todo esto que tengo para tí, dentro de mí. Ójala algun día, deje de ser esa cobarde que quiere llorar cada vez que la dices 'te quiero'.
Gracias por aparecer y desaparecer de mi vida, gracias por todo y por nada, gracias por existir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario