martes, 20 de diciembre de 2011

Hago balance, queda todo por hacer, si tú quieres te acompaño, no soy más de lo que ves.

Un poco pronto, pero para no romper la rutina de años atrás, toca hacer balance de este año que se va.

Los dos primeros trimestres del año me cuesta recordarlos, tal vez no me esfuerce lo suficiente en ello. Fueron seis meses vagando por la nada, recayendo en alguna boca, conociendo alguna nueva, todo decepciones, todo desengaños. Aun así creía ser feliz. El calimocho no se separó de mí durante ninguna noche de fiesta, y fue él quien más me ayudó a maquillar todo para que no pareciera tan cruel el mundo.
No habían pasado los exámenes de junio, tal vez ni los había empezado, pero nos juntamos rodeadas de cerveza para planear el verano, nuestro verano, mi verano. 
Julio fue desconcertante, me saqué el carné de conducir y creí conocer a alguien perfecto. Pensé que la mejor idea sería dejar para septiembre todo nacimiento de sentimiento y me fui en agosto al festival que me cambió la vida, el año y los últimos cuatro meses de este año.
Fue el 2 de agosto cuando él se cruzó en mi camino y no reescribiré la historia una vez más. Él me ha cambiado la visión del mundo y de mi vida y ha hecho que tenga una ilusión por la que despertarme cada día. Por él, he pasado ocho horas de autobús con una sonrisa en la cara, y si todo va bien, lo seguiré haciendo.
Agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, y quiero seguir contando días, semanas, y meses en los que él sea el protagonista.
Balance de un año positivo, porque al fin y al cabo, siempre me quedo con lo bueno y porque hay gente que estoy segura que siempre tendré a mi lado.


Es curioso que el año pasado escribiera esto: ''La misma que al año que viene volverá a hacer balance, posiblemente con los mismos sentimientos que ahora, más sola que la una (o la luna), pero feliz.''
Estaba demasiado segura de que mi vida seguiría en su línea y ha sido el primer año que no me siento sola, que no tengo los mismos sentimientos no correspondidos, pero feliz, por encima de todo siempre.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Vicevesa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.

Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.

Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.

O sea,
resumiendo
estoy jodido 
y radiante
quizás más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Que la vida es un sueño y los sueños, sueños son

Si alguna vez la vida te maltrata
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.






Incansable sueño cada noche contigo. Te dije que soñar no era tan complicado, te lo dije porque yo lo conseguía con suma facilidad cada noche y cada mañana despertaba con una sonrisa y tu imagen en mi cabeza. Te juré que lo conseguirías, que a la mañana siguiente serías un poco más feliz porque tú también habrías conseguido soñar.
 Despertaste y alargaste el brazo para agarrarme o tal vez acariciarme la cara o la espalda, extendiste la mano, pero sólo encontraste el frío y vacío de tus sábanas. Gracias a mí, por fin habías vuelto a poder soñar.

martes, 13 de diciembre de 2011

Con lo que te gusta a ti brincar como una cabra loca...

Yo que sé. Es como querer caminar en línea recta y no poder. Que sería muy fácil escoger lo fácil, pero lo complicado siempre me llama más la atención. Lo supe en aquel momento en la playa, con el amanecer de testigo, cuando me propusiste saltar 400 kilómetros de golpe y yo acepté. Saltar es fácil si te dan ese pequeño empujón que siempre falta, saltar al vacío y caer sin pensar en ese momento en que se llega al suelo.
Para qué mentir, yo salté, pero me sorprendió esa colchoneta que me pusiste para que no me hiciera daño al caer y así, pude disfrutar de más saltos y más caídas sabiendo que abajo estarías esperándome tú. Luego te dejé saltar a ti. Creo que tenías más miedo que yo, pero pudiste comprobar por ti sólo que el colchón, que yo te puse, era demasiado mullido como para no repetir.
Es como querer caminar en línea recta y no poder... Aunque los caminos llenos de curvas son los que hacen que esta vida sea interesante, esos en los que a veces es necesario frenar y otras veces acelerar tanto que el paisaje se distorsiona.
Podría tener miedo a caer en el intento de seguir por este camino que carece de líneas rectas, podría tener miedo al hecho de haberme equivocado eligiendo todo esto, pero sólo podría. También podría no haberte conocido y con ello, ahora me encontraría quién sabe, perdida. Pero el miedo es otra cosa que me entra cuando te tengo cerca y pienso que te pierdo, el miedo es verte subir en el autobús o subirme yo y que te quedes abajo. 
Otra persona me hubiera dado la mano y me hubiera llevado por una camino, un sendero bien marcado dónde perderse sería algo imposible en cambio tú, elegiste el camino empedrado, a veces lleno de cuestas, algunas veces demasiado estrecho. Y no necesito más que tu mano sobre mi hombro para seguir, porque sé que si caigo tú caerás conmigo o me recogerás del suelo.
Yo que sé, si lo entendiera sería demasiado fácil para mí.

Voy caminando con una mano en tu espalda y la otra por si acaso, voy dejando el cielo abierto para volar, no vaya a ser que empiece a aburrir la tierra y no nos dejen salir de aquí...

sábado, 10 de diciembre de 2011

Paraíso con gastos pagados

...cuando te quedas conmigo y me quitas la manta, cuando duermes a mi lado, todo se vuelve un paraíso con gastos pagados.


Cada vez me cuesta más despedirme de ti. Estaba segura de que con el tiempo sería más fácil, porque serían muchos 'hasta luego' que no dolerían tanto como un 'adiós'. Equivocada, he descubierto que con los días el sentimiento anidado en mi pecho, se vuelve más doloroso cada vez que uno de los dos tiene que marcharse.
Yo sonrío mientras nos besamos y hablamos del próximo encuentro, él sereno asiente, sonríe y parece no importarle demasiado. Es todo fachada, porque yo por dentro me rompo y esos primeros minutos separados salen a borbotones de mis ojos. Se me llena la cabeza de recuerdos y como siempre, maldigo perder el tiempo o no saberlo aprovechar lo suficiente; que no estoy segura de sí todos esos momentos de silencio abrazados cuentan como positivo o negativo en el balance.
Y vuelta a empezar de nuevo, una despedida, un reencuentro, otra despedida, otro reencuentro,...
Lo mandaría todo a la mierda de no ser cómo me siento cuando estoy con él, lo tiraría todo a la basura de no ser porque sólo necesito apoyarme en su pecho para demostrarme que no necesitaría nada más para vivir. Y mirarle mientras duerme, acariciarle la cara y sonreír aunque no me vea, la perfección de ese momento indescriptible...
Aunque duelan las despedidas, aunque duelan los kilómetros, quiero seguir pa'lante.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Será que el invierno es muy largo...

será que se junta todo, que lo quiero a mi modo...


No entiendo ni cómo soy capaz de buscarte en otras bocas, si cuando las beso no me entienden. Te busco en otra piel, es verdad, y mi incansable búsqueda no te encuentro. Pero es que no quiero encontrarte, aunque tenga que conformarme con tenerte de vez en cuando, aunque haya 500 kilómetros de por medio.
Hoy, otra vez es domingo y tengo que cargar con una tremenda resaca y un gran sentimiento de culpabilidad a la espalda.
Menos mal que en dos días podré reafirmarme en lo que siento y volverás a demostrarme que aquel 2 de agosto me pusiste el listón muy alto.

No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...