''¡Cómo te retumba el pecho! -Tranqui, sólo es mi maltrecho corazón que se encabrita cuando oye tu voz el muy cabrón...''
Supongo que se trata de lo más inmutable de la faz de la tierra, el tiempo. Sin embargo, hay algo en lo que la gente no suele reparar normalmente y que es más inmutable si cabe, la distancia.
Yo no sé si duele más el no poder parar un reloj a tiempo o si, en cambio, es peor estar lejos de dónde realmente quisieras estar.
Yo tengo un cúmulo de situaciones. Aceleraría el tiempo para pararlo justo en el momento en que le tuviera a él de frente, porque eso significaría que la distancia también habría sido reducida a su máxima expresión, unos centímetros.
Pienso que él es lo más parecido a lo que siempre he querido tener en mi vida, podría incluso asegurar que es él. Nunca me había parado a buscar, porque tal vez nunca me interesó encontrar, pero fue cuando más me dije a mí misma que necesitaba estar sola cuando apreció, y me rompió los esquemas.
Con él la distancia sólo es anecdótica y hacemos que 500 kilómetros se hagan nada cada vez que hablamos.
Puede que sea porque todo nació de la casualidad, nada estuvo premeditado y nos arañamos el corazón el uno al otro. Agosto fue la novedad, los dos grandes desconocidos que se encontraron en el medio del camino y crearon un camino juntos. Septiembre fue la recogida de los frutos de las semillas que estuvimos plantando durante un mes, el miedo nos reinaba, pero fuimos más fuertes. Octubre reforzó lo que ya era fuerte desde el primer día. Y Noviembre, que aun ni ha terminado, se ha encargado de demostrarnos que merece la pena seguir andando por este camino.
Nuestro último encuentro ha estado bañado de besos, de risas y de sonrisas, de noches eternas, de mañanas sin luz, de una vela con olor a vainilla, de una habitación llena de ropa por los suelos y sábanas arrugadas. Han sido días de miradas profundas, de demasiado sentimiento mutuo, de mucho, mucho, mucho miedo en común, de cobardía...
Pero me quedo con que, aunque no en el momento en que me hubiera gustado, me has dicho que la distancia sólo es una prueba que nos ha puesto el destino y que, a ti, no te supone mucha dificultad seguir hacia adelante.
Y sí, siempre que lo compruebas el corazón me late demasiado rápido, pero no, no es nada raro, es porque te tengo a lado.
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