domingo, 11 de septiembre de 2011

Siempre que quieras ven a jugar conmigo

No, no estoy enamorada. No lo hago por ligar contigo. No he cambiado desde que nos conocimos. Es sin más.

Así soy yo, tan llena de miedos como peces hay en el mar. Sí, te he mentido desde el momento en que una canción te lo ha dicho todo, pero yo lo he negado. Inesperado, sigues siendo lo más inesperado. Mientras tanto, sigues engatusándome sin compasión y sin ser consciente de ello.
Tenía muchas expectativas, de esas que tú dices que es mejor no tener. Maldita constitución del cerebro, tú lo has dicho. Sin embargo, ahora, de repente, me siento estúpida. Tonta. A cinco días de vernos y rompería los billetes. Porque me huele a decepción, a lágrimas, a ese nudo en el estómago, a querer y no poder. Y sé que no es por ti, también sé que nunca me decepcionarías, que tengo la virtud maligna de conocerte demasiado en tan poco tiempo, que me muero por besarte. Sé de más de 400 kilómetros. 
¿Enamorada yo? 
Pase lo que pase, pasearé por la luna contigo y me agarraré muy fuerte para que no me pierdas tan pronto. Me devolverás la canción entre la borrachera del viernes y la del sábado. Leeré tu libro. Pase lo que pase, siempre me quedará todo lo que tenemos, que no es poco y aunque tampoco es mucho, me encanta.


Que me vale cualquier jeringuilla para inyectarme tu risa y dejarla volar dentro del pecho donde hay tanto, tanto, tanto, tanto viento.

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