36 horas sin dormir.
Noche de sábado rara, mañana y tarde de domingo, más.Mi escritor tuvo la ocurrencia de aparecer con un carrito de bebé en el que llevaba un litro de cerveza, me llevó un rato a mí y me propuso pasar la noche juntos, luego le perdí de vista.
Horas después nos reencontramos en otro bar, y a las 11 de la mañana poníamos rumbo hacia casa de unos amigos a los que yo, ni conocía. Jugamos al trivial, ganamos, bebimos, nos reimos, nos aburrimos y nos dimos amor en una cama ajena, para acabar bien el día.
Le conocí un poco más, ví su lado más profundo y serio, nos contó la historia de su vida y nos habló también del amor de su vida. Yo me carcomía por dentro, pero verdaderamente agradezco eso de haber sabido más de él y habernos besado estando sobrios. Nos despedimos con un: ya nos veremos en los bares.
Y sabiendo que yo al sábado que viene no saldré y él comentaba que tampoco, me centraré una semana, hasta que a la siguiente, nos volvamos a ver, o no.
http://www.youtube.com/watch?v=VAUChq5QlpQ&feature=fvsr
No hay comentarios:
Publicar un comentario