Pasado el primer estado de la tristeza y la desazón absoluta, aquí me tienes.
Resiliente.
Tuviste complejo de salvador en mi vida y así te lo hice saber. Apareciste cuando todo parecía perdido, arrasaste con pies de plomo, me decía. ¡Qué equivocada estaba! Cuando ni siquiera has sabido salir de mi vida de la misma manera que entraste, por la puerta de atrás, sin hacer ruido.
Nunca fuiste un cable a tierra ni punto de partida. Ni siquiera fuiste paracaídas.
Me agarré a ti como un clavo ardiendo y me quemé. Mucho.
Año nuevo, vida nueva, renovada. Yo. Sola. Resurgiendo de las cenizas, otra vez. Sin ti. Sin nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario