Sería capaz de cambiar el calendario lunar para verte aquí en Granada un día más. Podría viajar a Graná en mi nave espacial y el paseo de los tristes alegrar...
No termino de acostumbrarme a estos viajes, sobre todo a los viajes de vuelta, cuando nos despedimos y fijamos un nuevo día en el calendario para vernos. Prefiero ir y que me esperes, que así no duelen tanto las parejas despidiéndose en los andenes y todos esos abrazos que se dan mientras tienen los ojos llenos de lágrimas.
No hace mucho que nos hemos dicho adiós y ya siento eso en el estómago que me va a hacer llorar toda la noche hasta quedarme dormida.
Creo que cada vez estoy más segura de lo que ayer te dije, que no podía ser más afortunada de lo que soy ahora, simplemente por tenerte a ti. Porque eres todo, mi sol, mi luna, mis estrellas, las calles que piso, la cama donde duermo, el agua que bebo,... todo.
Y no es como tú dijiste que no confíe en ti, es el miedo de mi inseguridad ahora que tengo la certeza de que te tengo. No quiero perderte por nada y sobre todo, por nadie. Aunque no te diga esas dos palabras que ni tú me dices, que yo prefiero demostrártelo con mis enfados y borderías, que si soy así contigo ya sabes que es por que me importas demasiado.
Ahora tengo el corazón dividido en dos, un trocito es para ti, otro para la ciudad que te guarda, Granada.
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