La primavera siempre significó parejas paseando por los parques, besos en los pasos de cebra, ojos brillantes y sonrisas en todas las bocas. Siempre pensé en la perfecta primavera, la de ir a tumbarme en la hierba con esa persona a la que previamente habría elegido alegando que, era él.
El año pasado la primavera quiso ser algo así, pero no era él, a pesar de que yo estaba convencida de que sí.
Hace una año maldije todo lo maldecible y un año más, me pregunté que quién me había robado el mes de abril.
No sé si considerarme afortunada por primera vez en primavera, pero así me siento. Porque ahora yo soy una de esas parejas que pasea por los parques y se da besos en los pasos de cebra y, porque por primera vez, a la pregunta del maestro Sabina ¿quién me ha robado el mes de abril?, estoy segura de cuál será la respuesta una vez empezado el mes de mayo.
Ocho meses y sólo una certeza, que eres tú.
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