jueves, 27 de octubre de 2011

Tu eres un ángel, yo soy de piedra y cuando te miro, me vuelvo arena...'


Gracias por volver aunque haga frío aquí a mi lado.
Gracias por venir al país de esto nunca va a pasar.


Él siempre me da una de cal y una de arena. Se inventa historias perfectas con nosotros de protagonistas que luego, borra de golpe. Él es despistado, siempre parece cansado, pero nunca se pierde ni un detalle.
Se cansa fácilmente de las personas que no son capaces de transmitirle nada y tiene un encanto innato que  creo que hasta él desconoce. A veces me enfada porque me conoce demasiado y pienso que, a veces se enfada él conmigo, pero lo sabe disimular. Es un soñador y un trotamundos. Se dedica a vivir, que es lo que mejor se le da. No lo sabe, pero es detallista en exceso, y aun así no se cansa de reiterar lo mucho que odia hacer y que le hagan regalos. Siempre dice que no es bueno crearse expectativas, pero es experto en crearselas a los demás. Nunca promete regalarte la luna, pero te lleva de paseo por ella sin que se lo pidas. Él es diferente, nunca me cansaré de decirlo. Siempre sabe como sorprenderme, siempre sabe sacarme una sonrisa.
Supongo que podría seguir rellenando hojas y hojas con todas sus virtudes y me sobrarían otras tantas por ser incapaz de verle los defectos. Pero al final sólo me quedaría decir que es ÉL y eso lo resumiría todo.

¿Dónde estuviste todo este tiempo? Y, ¿cómo fui capaz de sobrevivir sin saber de tu existencia?

Creo que nos antepondremos al horóscopo maya y por primera vez una lechuza podrá estar con un alacrán.

martes, 25 de octubre de 2011

Pues nada chica, lo dicho

No es que quiera dedicarme unas palabras a mí misma, de hecho ni lo he pensado, pero ¡qué coño! ¡es mí día!
Aun así no lo voy a hacer, de hecho, miedo tengo de que hoy (mi día) mis palabras vayan dedicadas a él.
Tal vez podía esperar algo así de cualquiera, de cualquier hipócrita, de esos ciber amigos de las redes sociales, no de él. Sin embargo, al pensar en hoy, inexplicablemente pensé en la remota posibilidad de que se acordase de mí y más aun, que me lo hiciera saber.
Sólo han bastado unas frases de la canción '20 de abril' de Celtas Cortos para demostrarme que, un año después, todo sigue a flor de piel. Yo he querido negarme durante más de 12 meses a que existiera un infinitesimal residuo de sentimiento hacia él dentro de mí, hoy me reitero una vez más. Aun así, mis ojos vidriosos han querido confundirme al leer sus palabras.
Un 'que te vaya bonito' lleno de rencores y odios, ha dado paso a una hipotética posibilidad de reconciliación en el ámbito de la amistad. Está claro que nos veremos, como de costumbre, bañados de calimocho. Nos miraremos con ese odio que tanto nos profesamos. Me sacarás de quicio una vez más. Pero algo habrá cambiado, aunque tú creas que no, aunque todo siga igual para siempre, porque unas palabras tuyas era lo que llevo demandando mucho tiempo. Ahora que las tengo, frías, irónicas, y hasta crueles, prepárate para la revancha.
Maldito Fredy, cuándo dejarás de ser esa maldita espinita, ¿cuándo?

domingo, 16 de octubre de 2011

Y me siento mejor si sé que tengo una estrellita, pequeñita, pero firme

Ahora que, por lo que sea, puedo pensar con más claridad, no dejo de echarte de menos. 
Inundaste mi ciudad de recuerdos, ahora cada viaje en autobús se me complica un poco más. Todos los rincones llevan tu nombre. Un tucán que a nadie le dice nada, pero que a mí me mira de reojo sin parar, un colegio que a ti te parecía una granja, pasar por debajo de ese andamio dónde le sacaste el zapato sin querer a un señor. Ese cruce dónde nos dimos el beso más torpe que nunca nos habíamos dado, el bus línea 38 que era el único que recordabas.
Toda la ciudad repleta de carteles del circo y una promesa no cumplida.
Ahora tengo una chaqueta negra con la forma de tu cuerpo y un palestino lleno de tu olor. 
Pero lo más importante de todo es que tengo el cuerpo lleno de tus caricias, los labios llenos de heridas de esos dientes tuyos, y mis manos repletas de todo lo que dibujabas con tus dedos. Se me olvidó llorar al llegar a mi casa cuando te fuiste, porque nuestro próximo reencuentro no vuelve a quedar tan lejos.
Hemos hecho lo que tan difícil parecía, convertir la distancia en relativa.

No recuerdo ni dónde ni cuándo leí que un amor de verano deja de serlo si lo consigues mantener más allá de octubre y yo, me lo tomé como un reto. En ocho días, empieza noviembre.

Dame tres semanas, un poco más o un poco menos. Seguiremos llenando de nosotros muchos más rincones, sólo será la cuarta ciudad, de una larga lista, que nos vea estar juntos otra vez.
No me cansaré de dar infinitas gracias al destino por aquel momento en que nos miramos por primera vez y, empezó todo.

Y me siento mejor si sé que tengo una estrellita, pequeñita, pero firme.

domingo, 2 de octubre de 2011

Domingo por la tarde

Odio los domingos. Odio las tardes de domingo. No soporto la sensación de la resaca taladrándome la cabeza.

Que los domingos por la tarde son más tristes...

Tampoco puedo escuchar música, ni leer. Las noches de sábado hacen que me despierte y se me ablande el corazón, a veces tanto que hasta se me deshace. Y siempre, siempre, siempre que es domingo, siento ganas de llorar.

Hoy es domingo. Tal vez sea que cargo un gran peso sobre los hombros, cargo de conciencia, algo de culpabilidad. Peco de ser bastante tonta.
Los círculos viciosos basados en espirales de autodestrucción son mi especialidad de los domingos. Hoy, no va a ser menos. El nudo en el estómago ha vuelto a aparecer y no puedo evitar pensar en él.
Él. Esa perfecta combinación de locura y cordura, tan lleno de vida. Esa sonrisa perfecta, esas manos. Él y sus pantalones de chándal, la lámpara de lava y el cielo estrellado de su habitación. 
A dos meses luz de aquella mañana, de aquella tarde en la playa, de aquella noche... y con un terrible dolor de corazón y de cabeza porque, no paran de pelearse.

Odio los domingos y esta extraña sensación de soledad.

No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...