jueves, 22 de septiembre de 2011

Casualidad o destino

Me gustaría pensar que no, que no fue fruto de la casualidad y que, en algún lugar, que todo el mundo desconoce, estaba escrito que debíamos encontrarnos.
La primera vez que nos miramos, ninguno de los dos era capaz de llegar a imaginar lo que horas más tarde sucedió. Tal vez los planetas ser alinearan esa noche con el fin de que todo fuera bien, pero tras cruzar unas palabras fuimos incapaces de pararnos.
Aun recuerdo con mucha nitidez aquel abrazo en la playa.
Ahora me confiesas que hubo premeditación por tu parte y que, te alegras de haber hecho las cosas como las hiciste.

No han pasado ni dos meses y aunque para mí, cada día lejos de ti ha sido una eternidad, no lo cambio por nada. Sé que es una situación más que difícil, que tal vez ni yo sea capaz de soportarlo, sé que la distancia seguirá haciendo de las suyas, pero también sé que yo también haré de las mías.

Ahora te espero como agua de mayo. Espero volver a mirarte, volver a besarte y que me pares, espero volver a sonreírte y que me sonrías, que nos acariciemos las manos.
Espero y te espero. Aunque los 'expertos del corazón' sigan diciéndome que no eres el amor de mi vida y que no, no eres perfecto. Pero va a ser por todo eso y más que tanto me gustas, porque no eres el amor de mi vida (o sí) y porque no eres perfecto, y en esa imperfección está tu belleza para mí.

Me he dado cuenta después de 400 kilómetros que si, al final del trayecto tú me esperas, cualquier viaje merecerá la pena. 
Y me gustaría pensar que no, que nada fue casualidad y el destino, jugó en nuestro favor aquel día de agosto.

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