Te odio por los días que has estado sin estar dentro de mí.
Te odio como nadie en este mundo te odiará.
Te odio como no se puede odiar a nadie más.
Te odio porque siempre sigues, siempre sigues, siempre sigues, siempre sigues ahí.
Olvidaste en mi alma el cuaderno en el que solías preguntar:
'¿cuántos días quedan para vernos?'.
¡Tengo el corazón a punto de estallar!
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