A dos años luz y con una sonrisa en la cara.
Todo ha quedado en un mal sueño, del que con suerte hemos podido despertar poco a poco. Y aunque aun queden resquicios, nada puede ir mejor.
Ver tu cara al despertar, verte sonreír, oírte decir que podría haber sido peor y que es mejor así... no tiene precio.
Y seguiré dando mi vida por ti. Cada paso que tú no seas capaz de dar solo, no necesitarás más que avisarme y tendrás mi mano para continuar, porque siempre estaré ahí. Seré quién tú debiste ser para mí. Mi guía, mis manos, mis pies, mi cabeza.
Te quiero papá. Porque una vida salvada, merece ser vivida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario