miércoles, 1 de junio de 2011

Cabría la posibilidad...

Un escalofrío.
Tus palabras son como puñales. Leo y releo. Suenan a traición.
Todo parece un mal sueño y me evoca a una vieja pesadilla.
No es la primera vez que la curiosidad mata al gato. Maldita ésta curiosidad mía.
Dices que ahora sí, que todo está bien y que tienes muchas ganas de reaparecer. Te recordaría que hace tres o cuatro años, esas ganas no eran por ti, sino por mí.
Ahora me duele el corazón y las entrañas.
Me alimento de tu indiferencia.
Y se me encoje el estómago sólo de pensarte como años atrás. La melancolía se apodera de mí. Seguiré rozando la locura un año más, si es necesario, hasta que lo comprendas. Que yo nací un 14 de julio de 2007, antes de eso, no tuve vida.

Un escalofrío. Dos. Calor. Una lágrima. Y tras la resignación: una sonrisa.

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