sábado, 26 de febrero de 2011

Voy a callarme porque es sábado

¿A quién quiero engañar con todo esto? Si hasta sus torcidamente perfectos dientes me gustan.
Paso el día sumida en un autoconvencimiento que sólo me sirve para ser el ser más frío de la tierra cuando estoy con él. Entonces de él salen besos y caricias, palabras y miradas que me rompen todo el esquema que los lunes tengo que rehacer.
Después de haber vivido tantas historias fallidas ya no me fio ni de mí misma. Cuando por fín me ilusiono con alguien, se trata de algo tan imposible como real. Hemos firmado como un contrato en el que la primera cláusula es la total ausencia de sentimiento. Creo que lo estoy incumpliendo desde ya.
Y será que otra vez es sábado y sólo pienso en que me mire y vuelva a preguntarme si me siento agusto con él. Porque ya no recuerdo como eran mis fines de semana antes de que él reapareciera ese 20 de noviembre.


Unidos uno a uno, por ahora no sumar...

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