sábado, 22 de enero de 2011

Son tus manos, son tus manos, son tus manos...

Sábado, es imposible no pensar en tí.

Aunque me haya autoconvencido de que es un martes cualquiera, ni la programación de la tele quiere seguirme la corriente. Hace mucho frío, eso sí, pero podría aguantarlo a la vez que aguanto una litrona de calimocho en la otra mano.
Me voy a quedar en casa, muy a mi pesar. Dormiré pronto y me levantaré para estudiar. Hoy no es día de vagabundear de bar en bar hasta las mil, ni de que me invites a tu casa a dormir, hoy no toca tocarte ni que me toques tu a mí. Y mañana no tendré resaca y sobre todo, no tendré resaca de tí.

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