lunes, 11 de octubre de 2010

No pude juntar el agua con aceite...

Azúcar y sal. Agua y aceite. Día y noche. Sol y luna. Ying y Yang. Blanco y negro. Abierto y cerrado. Salir y entrar. Reir y llorar. Nacer y morir. Sentarse y levantarse. Público y privado. Guerra y Paz. Optimista y pesimista. Tímido y extrovertido. Alto y bajo. Rubio y moreno. Feo y bonito.

Antónimos ¿sabes? Lo mismo que tú y yo.

lunes, 4 de octubre de 2010

Parece mentira.
¿Tres años de mi vida perdidos? Pues no lo sé, la verdad.
Lo único que me atrevo a adelantar es que me siento liberada, no del todo feliz, cansada, resignada, decepcionada, engañada, y con miles de ganas de empezar de cero.
Nose quién o qué te puso en mitad de mi camino, siempre dí gracias por ello. Siempre creí que lo nuestro, a pesar de la distancia y el tiempo, era algo real. Me engañé.
Nunca, nunca quise abrir los ojos o tal vez, no quería aceptar esa realidad que la única que no veía era yo. Eres especial, aun me cuesta hablar de tí en pasado.
Me quedo con los buenos momentos, todos esos besos y tu último 'te quiero'. Me quedo con esa carita de niño, esas manos, tus dientes, tu pelo, tus pecas, tu todo.
Sé que será imposible aplacar este sentimiento de golpe. Soy capaz de tenerlo superado y volver a recaer en cualquier momento si tú me lo pides.
Pero bueno, esto es como esa carta de despedida que nunca te voy a escribir. Tal vez este momento ha llegado demasiado tarde.
Sé feliz. Que ahora tienes a otra que te ríe las gracias, a la que paseas en moto, a la que llamas para hablar de nada, a la que acariciarás el pelo como un día me hiciste a mí.
Sólo espero que esa otra te quiera y valore tal y como eres, que vales mucho. Que no se tome muy enserio tu egoismo y que le encante el riesgo, como a tí.
Y tú, en tu línea, espero que no la prometas miles de cosas que luego no cumplas porque al final acabará dandose cuenta. No le hagas como me hiciste a mí, que prometiste no olvidarme ni aunque te lo propusieras y tenerme como amiga, aunque te gustaría tenerme para siempre contigo.
Si te sirve, yo seguiré viajando muy a menudo a Barcelona. Seguiré durmiendo en ese albergue que está a la vuelta de tu casa y pasaré por tu portal en un arrebato de forzar al destino y que, coincidamos.
Si me llamas, puede que no te coja el teléfono. Supongo, no me felicitarás para mi cumpleaños, tampoco quiero. Si es posible, para que esto no sea peor, no quiero saber nada de tí.
Yo haré de las mías para saber como te va la vida y como te va con la otra y siempre siempre sonreiré cuando mire una foto tuya.

Y aunque todo suene a una actitud muy derrotista, me alegro de haber entreabierto los ojos.
Siempre siempre siempre en mi corazón. Zaragoza-Barcelona. 140707.




Sin que sirva de precedente, siempre te echaré de menos.

sábado, 2 de octubre de 2010

Te quiero Barcelona

Hace una semana estába allí, algo pachucha pero feliz. Hace una semana nos pilló una batukada por la calle y nos cruzamos con los correfocs. Hace sólo una semana visité la famosa Catedral del Mar y probé el Lambrusco por primera vez.
Era nuestra última noche en la ciudad maravilla y debía salir bien a la fuerza. Después de tener profundas conversaciones sobre Dios y política, subimos al metro en dirección Jaume I.
El concierto de funky no nos entusiasmaba, pero sabíamos que el calimocho haría su parte. Y no pudo salir más perfecto. Bailamos como locas, reimos, fumamos,... Y ahí estaba él. Que con un 'no sabía yo que eras una chica funky' me lo dijo todo. Hablamos como si nos conociéramos de hace tiempo, casi lloramos, fumamos, nos miramos muy profundamente, me cojió de la mano, y me dio tres besos en la mejilla. Historia que, supongo, debería de haber ido a más pero cosas de la vida hicieron que todo se quedase como estaba y yo fuera un poquito más feliz. Por conocer a este chico, de grandes y perfectos dientes, barba de más de tres días, pelo oscuro y piercing en la nariz. Y aunque casi tenga que pasar un año para volver a verle y hablarle, me alegro de conocer a alguien tan bohemio como él, con el único sueño de montar una librería.

Otro fin de semana en Barcelona, uno de la larga lista. Y seguiré volviendo, volveré, hasta que en uno de esos viajes el billete de ida, no tenga vuelta.

No he encontrado la razón porque me duele el corazón, porque es tan fuerte que sólo podré vivirte en la distancia... Te quiero Barcelona.

No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...