martes, 29 de junio de 2010

De haberlo sabido...

''Peor que el olvido
fue frenar las ganas de verte otra vez,
peor que el olvido
fue volverte a ver.''


Pongo fecha en el calendario, ora vez. A la semana que viene te avisaré. Si nos volvemos a ver, tenemos la obligación de recaer. En la despedida no lloraré. Tardaré unos meses en volverlo a superar y te intentaré olvidar. Nos llamaremos de vez en cuando por teléfono, o nunca.
Supongo que los años seguirán pasando y con ellos, crecerá mi cobardía.
Te querré siempre como ese primer día.
Y de haber sabido todo esto, de haberlo sabido, nada hubiera cambiado.

sábado, 26 de junio de 2010

Di lo que tengas que decir

...se joda quien se joda.

Te rompo los esquemas. Doy respuestas ambiguas y a medias. Me conformo con poco o con muchos pocos. Por mi culpa odias los huevos fritos, Barcelona, a Légolas...
No soportas mi dedo acusador. Porque soy esa que tiene extraños caprichos.
Y soy la mala.
Por darte un 'no' como respuesta ambigua o a medias. Por intentar ayudar a tu esperanza no rompiendola de golpe. Por dejarte demasiado claro mi animadversion al compromiso.
Siento ser la protagonista de tu historia que has querido convertir en nuestra.
Estoy harta de tus caprichos, de tus respuestas a medias, de los huevos fritos a las seis de la mañana, de los sábados por la noche y de las mañanas de domingo. Harta de despertarme y ver tu cara, de besarte y que me beses.
Harta de todas y cada una de tus paranoias, de tus textos reflexivos, de tus estados del tuenti. Harta de tu egoísmo y tu falta de empatía.
Y sí, diré lo que tenga que decir a sabiendas de que sea a tí a quien te joda. Porque desde aquel 14 no tengo vida y porque ni tú ni nadie puede cambiarme.

jueves, 24 de junio de 2010

Porque un guerrero de la luz sabe lo que quiere, y no necesita dar explicaciones

Existe una basura emocional: es producida en las usinas del pensamiento. Son dolores que ya pasarion y ahora ya no tienen ninguna utilidad. Son precauciones que fueron importantes en el pasado, pero de nada sirven en el presente.
El guerrero también posee sus recuerdos, pero consigue separa lo que es util de lo innecesario; él se desprende de su basura emocional.
Dice un compañero: ''pero esto forma parte de mi historia. ¿Porqué debo abandonar sentimientos que han marcado mi existencia?''
El guerrero sonríe, pero no intenta sentir cosas que ya no siente ahora. Él está cambiando, y quiere que sus sentimientos le acompañen.

El guerrero de la luz muchas veces se desanima.
Siente que nada consigue despertar la emoción que deseaba. Muchas tardes y noches debe permanecer manteniendo una posición conquistada sin que ningun acontecimiento nuevo le devuelva el entusiasmo.
Sus amigos comentan: ''Tal vez su lucha haya terminado.''
El guerrero siente dolor y confusión al escuchar estos comentarios porque sabe que aun no llegó hasta donde quería. Pero es obstinado, y no abandona lo que había decidido hacer. Entonces, cuando menos se lo espera, una nueva puerta se abre.

Un guerrero de la luz sabe que ciertos momentos se repiten.
Con frecuencia se ve ante los mismos problemas y situaciones que ya había afrontado; entonces se deprime, pensando que es incapaz de progresar en la vida, ya que los momentos difiíiles reaparecen.
''¡Ya pasé por esto!'', se queja su corazón.
''Realmente tú ya lo pasaste- responde el corazón-, pero nunca lo sobrepasate.''
El guerrero entonces comprende que las experiencias repetidas tienen una única finalidad: enseñarle lo que no quiere aprender.


'Manual del guerrero de la luz' de Paulo Coelho.

miércoles, 16 de junio de 2010

Volver a empezar

No para de llover. Un torrente de lágrimas. Casi 365 retos, porque es así, cada día un reto.
Tu allí, yo aquí. Aun se nota tu vacío. En casa, algo dice que sigues faltando tú.
Aquí te esperan decenas de facturas, cajones revueltos, un nuevo tdt, mi habitación sin posters, la bandera de españa que un día me regalaste convertida en republicana, tu cartera detrás de la foto, tu billete de reserva perfectamente doblado en un compartimento de esa cartera, dos álbunes de fotos al revés, el rincón de la salita algo más recojido, tu movil (que por cierto está roto) en tu mesilla, el bote de bolis casi sin bolis, el frigorífico sin cervezas, el chocolate que dejaste en la despensa, más fruta en la cocina, mermelada de frambuesas, mi escritorio lleno de apuntes, ni un sólo peluche en mis camas.
Cuando vuelvas te encontraras un poco más y un poco menos de desorden, algo nuevo y viejo a la vez. Seguro que muchas cosas no las recordaras y otras tantas las recordarás a la perfección.
Eso sí, no cabe duda de que este es tu sitio. Un año después, volverás a casa.
Para que un 21 de junio sea triste pero feliz a la vez, para empezar de nuevo a vivir.

martes, 15 de junio de 2010

Incluso en estos tiempos

Incluso en estos tiempos
veloces como un Cadillac sin frenos,
todos los días tienen un minuto
en que cierro los ojos y disfruto
echándote de menos.

Incluso en estos tiempos
en los que soy feliz de otra manera,
todos los días tienen ese instante
en que me jugaría la primavera
por tenerte delante.

Incluso en estos tiempos
de volver a reír con los amigos,
todos los días tienen ese rato
en el que respirar es un ingrato
deber para conmigo.

Y se iría el dolor mucho más lejos
si no estuvieras dentro de mi alma,
si no te parecieras al fantasma
que vive en los espejos.

Incluso en estos tiempos
triviales como un baile de disfraces,
todos los días tienen unas horas
para gritar al filo de la aurora,
la falta que me haces.

Incluso en estos tiempos
de aprender a vivir sin esperarte,
todos los días tengo recaídas
y aunque quiera olvidar no se me olvida
que no puedo olvidarte.

(
Joaquín Sabina, Incluso en estos tiempos)

lunes, 14 de junio de 2010

Y se paró a pensar y le dieron mil días

Dos años y once meses. Alrededor de mil sesenta y cinco días. Tres inviernos, tres primaveras, tres otoños, casi tres veranos.
Guissona, Garray, Barcelona y Zaragoza.
Más de trescientos kilómetros.
Decenas de llamadas y otros tantos mensajes.
Sobres de azúcar, paquetes de chicles, tarjetas de visita, bolígrafo rojo, prefijo 93, billetes de autobús, mapa del metro, folletos de información, la torre de Colón, el Maremagnum, el Tibidabo, un banco de piedra junto al río Tera, el frío en verano, tu camiseta gris, el redbull, los gatos, un charco en los pasajes del metro, caminata por el Parc Güell, ver Barcelona en moto, comer en un mejicano, las llamadas nocturnas, una noche en la Barceloneta, aguantar las lágrimas en cada despedida, tus manos, un céntimo, la casualidad, los romanos, la distancia y sobre todo, la ilusión.
Y un largo etcétera de recuerdos enredados, de palabras y de besos, de miradas y esos abrazos.
Un trocito más de tí, de mí, de estos casi casi casi tres años.

lunes, 7 de junio de 2010

Vas abriendome nuevas heridas

...en el mismo sitio donde otra herida nunca cerró.


Me he condenado yo misma a esta eterna espera plagada de recuerdos. Yo misma he decidido quererte por encima del tiempo y la distancia. Me he comprometido, en secreto, a esperarte sólo a tí.
He decidido no pensar, o tal vez pensar demasiado. He sentido que prescindir de respirar era posible siempre y cuando mi corazón siguiera en funcionamiento, gracias a ese sentimiento.
He tratado de explicartelo mil y un veces (en mi imaginación) y sólo un cuarto de esas veces me comprendiste de verdad.
Y hoy, aunque tu recuerda me siga quemando y llore a mares en mis sueños, te sigo esperando. Espero ese nuevo reencuentro que bañarás de momentos inolvidables y que acompañarás con interminables besos, abrazos y miradas.

Para arañarme otro poco el corazón...

jueves, 3 de junio de 2010

Inevitable

Y si me acuerdo de ti es por que el frío
me aconseja que lo haga...


Es inevitable relacionar este calor veraniego-primaveral contigo. Es inevitable.
Tan inevitable como recordarte a cada segundo. Inevitable, como que pase el tiempo.
Sin embargo, también es inevitable abandonarnos durante un año entero y no hablarnos. Forzoso, inapelable, ineludible, inexcusable, necesario y obligatorio que yo mientras tanto, te eche de menos.
Pero pasan esos seis o siete meses de tregua y un día suena el teléfono, otra vez tú y tu voz, y nos ponemos tontos, y hacemos mil y un planes, y ponemos fecha en el calendario otra vez.
Inevitablemente yo recreo situaciones que se puedan dar, conversaciones que tendré, y me juro y perjuro una y otra vez que, seriamente, te plantearé el tema de ''nosotros''.
Llega la fecha del calendario y yo, tras una semana en ayunas debido a mi ataque de nervios, me plantó allí, tan cerca de tí. Te miro, hablamos, reimos, y todo es como si nunca hubiera pasado nada porque esperas a que (como en veces anteriores) se vaya el sol para besarme. Y ya está todo hecho, porque yo me voy de allí una vez más con tus besos, tus palabras, tus miradas y mi cobardía a otra parte. Porque una vez más no soy/fui/seré capaz de decirte nada de nada. Porque aguantaría otros tres años más así, sólo por retrasar el momento en que definitivamente me digas que lo nuestro es imposible. Una vez más, maldita distancia.
Inevitable, como muchas otras cosas, es quererte sin querer. Inevitable, como se ve, que de nuevo sueñe con volverte a ver.

No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...