viernes, 14 de mayo de 2010

Odiando un viernes

Que ha vivído en un silbido, orgullosa de haber sido una yegua sin freno desgastada de andar por el suelo...

Odio ese incómodo silencio. Odio que me mires así. Odio que me hagas llorar.
Por algo yo no salía los viernes.
Lo que más odio es que seas así, que yo sea así, que no podamos estar juntos, pero tampoco separados. Y que, te falta paciencia.
Odio esa extraña fuerza que me empuja hacia tí.
Y tu me odias. Odias mi miedo al compromiso y ese miedo a sentirme maniatada, odio que me corten las alas.
Mientras tanto pasan los meses y en este juego, nadie sabe quien va a ganar, pero diré que poco a poco estás aprendiendo a jugar mejor.
Y, aunque tú no lo veas con muy buenos ojos, estoy orgullosa de haber sido una yegua sin freno desgastada de andar por el suelo...

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