Algo tendrían que contar las estaciones... quedó algo de nosotros en esos lugares... en la butaca del cine, en una boca de metro. Algo tendrían que contar los escalones con pantalones arrastrados por el suelo, algo el asiento trasero que me ofrecía tu coche... Es una historia.
Recién levantada, tal vez despierta ya, pero aún soñando contigo. Echo un ojo al calendario, o a esa hoja que cuelga de la pared simulando ser un calendario. Viernes 15, cruz azul sobre jueves para dejarme claro que ya ha pasado un día más y que me queda un día menos para verte.
Miro hacia atrás, a ese año pasado en que, por estas fechas planeaba un verano que presumía diferente. Y aquella inocencia en mis palabras, lejos de saber que al pisar aquella playa, aquel festival de verano, iba a cruzarme contigo.
Tú me elegiste a mí, de entre tantas. Me abrazaste y el frío, se convirtió en nuestro cómplice junto a esas nubes que tapaban las estrellas aquella noche. Cuándo tú me elegiste -el amor eligió- salí del gran anónimo de todos, de la nada.
Y ahora, otra vez es casi verano y planeo los días que vienen sabiendo que de nuevo, planeo un verano que quiere ser diferente y lo será, porque te tendré a mi lado y volveremos a pisar la playa, esa playa que fue testigo de nuestras primeras noches, cuando aún no éramos tú y yo.
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