Tengo demasiados sentimientos encontrados. Es lunes y toca depresión post fin de semana. Sin embargo, me encuentro con más fuerzas de las que creía que iba a tener y no paro de repetirme la palabra imbécil. A quien va dirigida esa palabra, tampoco lo sé.
Sé que ayer me comporté mal, mal conmigo misma. Volví a valorarme demasiado poco y me dejé magonear por quien creía que me tenía un cariño especial.
No parában de repetirme que me fuera a casa para darle una lección a él, aunque la lección me la dí a mi misma haciendome ver lo poco que merecía la pena este personaje de ojos azules y poncho.
Es gracioso que HOY me hable como si nada, aunque sé que lo hace para asegurarse que mi enfado no era nada más que algo pasajero y que cualquier otro sábado caeré de nuevo en sus brazos. ¡Y qué razón tiene!
Menos mal, que parte de esta furia es hormonal, sólo hormonal.
Sé que ayer me comporté mal, mal conmigo misma. Volví a valorarme demasiado poco y me dejé magonear por quien creía que me tenía un cariño especial.
No parában de repetirme que me fuera a casa para darle una lección a él, aunque la lección me la dí a mi misma haciendome ver lo poco que merecía la pena este personaje de ojos azules y poncho.
Es gracioso que HOY me hable como si nada, aunque sé que lo hace para asegurarse que mi enfado no era nada más que algo pasajero y que cualquier otro sábado caeré de nuevo en sus brazos. ¡Y qué razón tiene!
Menos mal, que parte de esta furia es hormonal, sólo hormonal.
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