Entra el amor flaco y mojao, como una raspa de pescao, como beso puesto al trasluz. Y de su mano llegas tú con tu pelo como el betún, como un piropo bien tirao...
Y quiero escribir pero me faltan las palabras. Que me paso el día esperando al momento de cojer el autobús y pasar esos 20 minutos delirando con él. Mirarle a los ojos. Mirarle las manos.
Y marcharme a casa cada día con ganas de seguir conociéndole.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No sabía del desierto
No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...
-
Creo que, para su evasión, aprovechó una migración de pájaros silvestres . La mañana de su partida puso bien en orden su planeta. (...) Y cu...
-
Dos años y once meses. Alrededor de mil sesenta y cinco días. Tres inviernos, tres primaveras, tres otoños, casi tres veranos. Guissona, Gar...
-
...en el mismo sitio donde otra herida nunca cerró. Me he condenado yo misma a esta eterna espera plagada de recuerdos. Yo misma he decidido...
No hay comentarios:
Publicar un comentario