No me quedan palabras, ni ganas, ni fuerzas. Podría estar empezando a hundirme, de cabeza, pero sin embargo floto en mis errores, en tu recuerdo, floto en mi mierda.
Ya no eres el culpable de mis pataletas porque si lloro, si me enfado, es porque YO quiero. Se me ha quedado un sabor amargo de tus besos y de mis palabras.
Ni siquiera se si estás vivo, pero no me atrevo ni a comprobarlo.
Me sobran tu ausencia y tu presencia.
Te maldigo.
Me pierdo en ese círculo vicioso que empieza con el tú, el yo, sigue con el nosotros y termina con un desconocidos, y así, vuelta a empezar. La pescadilla que se muerde la cola.
Se apagan las luces, se cierra el telón y mañana será otro día. Hoy estoy cansada.
Me escuecen los ojos.
Ahora mismo ni tú eres mi gran preocupación.
Y ¿yo? Vacía. Llena de nada. Hueca. Con rescoldos de odio, de tristeza. Si me desespero, el mundo se hace el sordo. Yo no tengo donde resguardarme.
Bajo la guardia, otro puñal.
Y aún siguen queriendo creer que Dios existe. Me río.
La vida es injusta, no tiene sentido. Vivir para sufrir. Y seguís engañados.
Ya no creo en nada, en nadie.
Hoy no viene a cuento, pero lo suelto. "La religión es el opio del pueblo"
Y lo sigue siendo.
Adiós a un día menos de mi vida. No me quedan ni ganas, ni fuerzas, mucho menos palabras.
Ya no eres el culpable de mis pataletas porque si lloro, si me enfado, es porque YO quiero. Se me ha quedado un sabor amargo de tus besos y de mis palabras.
Ni siquiera se si estás vivo, pero no me atrevo ni a comprobarlo.
Me sobran tu ausencia y tu presencia.
Te maldigo.
Me pierdo en ese círculo vicioso que empieza con el tú, el yo, sigue con el nosotros y termina con un desconocidos, y así, vuelta a empezar. La pescadilla que se muerde la cola.
Se apagan las luces, se cierra el telón y mañana será otro día. Hoy estoy cansada.
Me escuecen los ojos.
Ahora mismo ni tú eres mi gran preocupación.
Y ¿yo? Vacía. Llena de nada. Hueca. Con rescoldos de odio, de tristeza. Si me desespero, el mundo se hace el sordo. Yo no tengo donde resguardarme.
Bajo la guardia, otro puñal.
Y aún siguen queriendo creer que Dios existe. Me río.
La vida es injusta, no tiene sentido. Vivir para sufrir. Y seguís engañados.
Ya no creo en nada, en nadie.
Hoy no viene a cuento, pero lo suelto. "La religión es el opio del pueblo"
Y lo sigue siendo.
Adiós a un día menos de mi vida. No me quedan ni ganas, ni fuerzas, mucho menos palabras.
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