martes, 4 de agosto de 2009

Y es precisamente cuando toda tu vida va realmente bien, cuando se truncan las cosas...
Con casi dos meses a las espaldas desde aquel reto que nos puso el destino, todo sigue siendo verdaderamente dificil. Al principio rompes a llorar sin saber muy bien que ocurre, y conforme los días pasan llenos de buenas y malas noticias, se te secan los ojos.
Llegas a "ese punto" en el que parece consumirte la indiferencia, y que visto desde fuera, quedas como el ser más frio de la tierra.
Y te llegan a la mente esas típicas frases que se suelen decir en estos casos de: "en momentos como este se ve verdaderamente quienes son tus amigos" y cosas así... y ciertamente, es así!!
Una vez más, te quedas solo. Empiezas a maldecir tus buenas actitudes frente a otros, las cuales ahora no se ven correspondidas, y te desesperas...
Una desesperación que te pone de uñas y dientes frente al mundo, y que sin muchas veces quererlo, te juega malas pasadas.
Y en la cabeza, recuerdos... Miles de recuerdos de momentos mejores, momentos de discusiones, de risas, de lloros, de indiferencias y odios,.. pero momentos juntos.
Sólo tu sabes que has vivido juntos, sólo tu sabes que cosas dejaste por hacer y te arrepientes...
Pero son retos, cuestas que subir, momentos malos que te da la vida.. y que de una u otra manera, te ayudan a valorar un poco más todo. Porque ahora valoras cosas insignificantes, y una situación que muchas veces odiabas, porque es ahora cuando realmente valoras, que a pesar de las dificultades, sigue habiendo vida.
Y que en unos meses, o incluso años, nadie dice que no a poder volver a nuestra vida anterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...