No soporto la idea de que el universo tenga que destruirse cada vez que te marches
No pensé que pudiera echarte tanto de menos.
Recorro la casa en silencio. No notar tu presencia me abruma.
Descanso en el sofá ocupando tu sitio, como si así pudiera evitar tu ausencia.
Hay más orden, no lo niego, el tiempo libre me invita a colocar y recolocar nuestras cosas.
Echo en falta esos abrazos, un beso en la frente, que me apartes el pelo de la cara recogiéndolo tras mis orejas.
Mientras tanto, amanezco sola y con más pereza de lo habitual a pesar de dormir más horas. Nadie me entretiene por las noches con caricias.
Imagino el tacto de tu piel, te recorro entero.
Entro en una ensoñación que me ayuda a seguir viva con el aliciente de que en unos días todo quedará en un mal sueño y la rutina nos abrazará de nuevo.