viernes, 14 de febrero de 2025

No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar.


Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devastador, asimilado a la tristeza, se apoderó de mí. 

Fiel a mi estilo, decidí no sacudirme esas sensaciones que me recorrían el cuerpo, me encogían el estómago, me pesaban sobre los hombros y me estrujaban la cabeza. Como digo, muy muy fiel a mi estilo, me agarré a esa emoción bien fuerte. 

Y lo percibí como tristeza, o yo creía que lo era, o que así se sentía estando triste, no sé.

El caso es que, de haberme dibujado a mí misma en esos instantes, habría dibujado un puntito insignificante en mitad del desierto, perdido en la inmensidad de la arena sin nada más allá en el horizonte.

También lloraba, mucho, todos los días y a todas las horas. Creé el ritual de sentarme frente al televisor y llorar en tanto que pasaban imágenes frente a mis ojos y yo me lamentaba de lo desdichada y sola que estaba.

(Como un puntito en medio del desierto)


De todo aquello ya han pasado cuatro ¿escasos? ¿largos? años. 


Hago balance porque sigo aferrándome a la pena siempre que tengo ocasión y me siento infeliz a cada rato que lo pienso, pero hoy confirmo, afirmo y reafirmo que, lo de aquellos meses, no era tristeza. 

Debía pasar por ese periplo, por mi desierto particular, para alcanzar a ver la costa. Y qué sorpresa. Nunca me imaginé, nadie me lo enseñó antes, pero hay desiertos que culminan en el mar. No hay nada más bello que el cruce de colores, el blanco de la arena con el turquesa de las aguas mezclándose, y en el horizonte sólo arena y mar, un sol de justicia, y paz.

Tú.

Contigo descubrí que hasta el lugar más inhóspito, desamparado y solitario, podía ser el más exquisito de la faz de la Tierra si tú me acompañas.


Y el puntito en mitad del desierto se sintió feliz, pletórico al contemplar aquella estampa mezcla entre El Principito y El Alquimista.


Eres mi Costa Calma particular. Porque sí, allí también sopla fuerte el viento.








lunes, 27 de marzo de 2023

Hora "H" del día "D"

Hace dos años era sábado.

Hace dos años desperté con resaca y pasé toda la mañana sumida en un mar de dudas preguntándome si era (o no) buena idea tener esa cita con un desconocido. 

La incertidumbre me acompañó hasta que, nerviosa, escribí un mensaje que rezaba algo así como "¿a las siete te va bien vernos?". 


Bendita intuición la mía.


Hoy hace dos años de aquel golpe de suerte, casualidad o destino. 

No necesitaba a nadie para ser feliz ni complementarme o completarme, pero tú llegaste para cambiar el concepto del amor que tenía hasta entonces. Sí, nos complementamos, nos completamos y nos hacemos felices. Nos acompañamos en este camino y somos un valor añadido el uno para el otro. 

Llegaste para hacerme entender que todo es más sencillo y que las cosas importantes, son otras.

Contigo la vida es fácil, aunque me empeñe en ponerle trabas a todo. Me pones los pies sobre la tierra y también me haces volar, dándome alas.


Tengo una foto en el móvil (con fecha anterior a conocerte) de aquel sitio donde cenamos aquella tarde/noche, en nuestra segunda cita. Creo que haberla visto hoy entre tanto recuerdo pasado es la señal de que tú estabas por llegar antes de estar esperándote. 


Te quiero.

viernes, 2 de diciembre de 2022

Dos años de todo. Dos años de nada.

 Sonrío al recordar que hace dos años sentí, creí sentir, el profundo vacío en mi interior.

Piso de nuevo tu calle, tu barrio, sin miedo a verte y no saber reaccionar. Recorro los paisajes que un día tú me enseñaste, haciéndolos míos. El amor es otra cosa desde que no estás en mi vida.

Me acostumbré a no ser prioridad, a caminar un paso por detrás de ti, a pedir perdón sin saber porqué. Asumí que, verte una vez por semana era suficiente. No fui tu apoyo, o así me lo hiciste ver. Nunca estuve en tu vida, porque cumplir tus expectativas estaba fuera de mi alcance.

Tirabas los te quiero por la borda.

Me costó darme cuenta de todo. Tuve que estar fuera de tu órbita para darme mi lugar. Tardé en asumir que lo que sentía no era amor, sino necesidad.


Dos años después recuerdo la desidia, las lágrimas recorriendo mi cara, la desesperación llenándome por completo,... Dos años después revivo la sensación de encontrarme sola frente al mundo y nada más lejos de la realidad.


Hoy, sonrío al recordarlo todo. Sonrío mientras le miro. Sonrío mientras le doy las gracias por todo, por aparecer, por salvarme del abismo, de los martes, los domingos,... Salvarme de mí misma. Por darme la protección que nunca tuve, por calmarlo todo con un abrazo. Porque ya nos entendemos sólo con la mirada. 

Porque para él soy prioridad, para él sí estoy a la altura. Porque ya no siento necesidad, sino la inmensidad del amor.

El proyecto más bonito de mi vida, es él

El camino, con él.


Y todo lo demás es historia desde aquel 27 de marzo.



martes, 2 de agosto de 2022

Bucle temporal

 No soporto la idea de que el universo tenga que destruirse cada vez que te marches




No pensé que pudiera echarte tanto de menos. 

Recorro la casa en silencio. No notar tu presencia me abruma.

Descanso en el sofá ocupando tu sitio, como si así pudiera evitar tu ausencia.

Hay más orden, no lo niego, el tiempo libre me invita a colocar y recolocar nuestras cosas. 

Echo en falta esos abrazos, un beso en la frente, que me apartes el pelo de la cara recogiéndolo tras mis orejas.

Mientras tanto, amanezco sola y con más pereza de lo habitual a pesar de dormir más horas. Nadie me entretiene por las noches con caricias. 

Imagino el tacto de tu piel, te recorro entero. 

Entro en una ensoñación que me ayuda a seguir viva con el aliciente de que en unos días todo quedará en un mal sueño y la rutina nos abrazará de nuevo.

viernes, 15 de julio de 2022

Me gusta mucho mi vida

Si no te hubiese conocido
mi vida sería otra.

No sé si mejor
o peor:
distinta.

Y me gusta mucho
mi vida.



Cada mañana al despertar y mirar al lado izquierdo de la cama, estás tú. Perezoso me despides mientras te beso en la frente para marcharme al trabajo. Un día eres tú y otro soy yo, pero siempre siempre, nos decimos te quiero al despedirnos. 

Hace un año comenzábamos a crear rutina y hoy, eres la rutina más maravillosa con la que me he encontrado. Eres esa sensación en el estómago que me hace tener ganas de verte cada día, como si fuera fin de semana cuando te veo aparecer por la puerta (mi fin de semana eterno).

Soy afortunada, o así me siento, por haberte encontrado. 

No me imagino ya la vida sin ti. Ni quiero. 

Si no te hubiera conocido no estoy segura de si sería tan feliz, pero creo que cada decisión tomada y cada paso dado dieron como resultado esto. 

Y quiero quedarme aquí. Abrazados en el sofá a 32 grados.

martes, 21 de junio de 2022

Y para casi todo, es tarde

"Que no está perdido aquello que no fue"



Un año y medio después, no sé nada de ti.

Tu conversación sigue archivada y un aviso reza "bloqueaste a este contacto".

Tantos días después, me propuse recordarte bien, sentirme en paz. Pero no lo conseguí. 

Comencé por intentar darte el lugar que tal vez te correspondiera en mi vida, pero no te encontré un hueco. Quise pensar que te quise, pero ahora lo dudo con la certeza de saber que querer (o más bien, amar) es otra cosa.

Supongo que hago todo esto con el fin de perdonarte o perdonarme, pero no me sale bien.

Aunque suene a odio, no es así, solo que no consigo sacar lo positivo de perderte más allá de haberme ganado a mí. 

Que aunque lo pareciera por unos meses, o incluso años, no fuimos nada. No me queda nada de ti. No me llevo ninguna enseñanza de ti. No guardo buenos recuerdos de ti. Contigo sólo aprendí a defenderme de mí misma, a pedir perdón por los errores ajenos y a odiarme hasta hacerme tan pequeña, que desaparecí.

Un año y medio después, no sé nada de ti, pero sé mucho de mí.



jueves, 19 de mayo de 2022

Era esto

El amor, cuando llega, es como una catástrofe natural. 

No tenemos medios para frenarlo.

Solo podemos paliar los resultados que ha dejado a su paso.




El amor, al final, era esto. 


Al principio todo era un paseo. La novedad. El conocimiento que va llegando con los días. La incertidumbre. Las ganas. Todo lo nuevo.

Con el tiempo, viene la costumbre, y tú y yo nos acostumbramos el uno al otro pronto.

La costumbre mezclada con las ganas, da lugar a querer estirar el reloj y el calendario. Esto nos llevó a vivir juntos.

El simulacro inicial se ha transformado en los cimientos de lo que hoy, estamos construyendo, nuestra vida juntos.

Ya no todo es tan fácil como al principio, al paseo le han salido baches. 


El amor, al final, era esto.


Pero me quedo con esos momentos en que juras y perjuras que me quieres todo. 

El futuro es nuestro y es ahora. 

Sólo podría pararme a agradecerte todo lo que haces, has hecho y estoy segura que harás por mí. 

Eres la pieza que hace que todo encaje en mí. 


El amor, al final, era esto.









No sabía del desierto

No sabía que también había desiertos que desembocaban en el mar. Recuerdo cómo durante aquellos primeros meses del año, un sentimiento devas...